יום ראשון, 24 במאי 2009

¿Por qué quieres ser judío?

de guiur.blogspot.com

B.H

Conversando ayer con un grupo de personas salió el tema a flote. ¿Por qué uno desea convertirse al judaísmo? ¿Qué tiene el judaísmo de atractivo que pueda llevar a una persona a cambiar todo un estilo de vida? Hacerlo no es tarea fácil. Existe una frase en idish muy explicativa al respecto: "עס איז שווער צו זיין א איד" ("es difícil ser judío"). Una persona que desea convertirse al cristianismo o al Islam no requiere de un largo período de prueba ni mucho menos será desalentado. El judaísmo por el contrario significa arriesgar diversas cosas que hasta hace un tiempo te eran "normales" o incluso cortar en diversos aspectos relaciones cercanas con tus seres queridos (hasta nunca a la cena navideña o asistir a la boda de tu hermana).
Ser judío implica pertenecer para siempre a un pueblo diferente al tuyo, con una mentalidad diferente. Si eres hombre, tendrías que ir a rezar tres veces a la sinagoga (cuatro en Shabat), si no existen restaurantes kosher en tu ciudad sólo podrías limitarte a comer en tu casa o donde sepas que cocinan de acuerdo a la ley judía. Eso sin contar que para la cocina tendrías que adquirir hasta tres juegos de platos (uno para cada tipo de alimento, según sea de carne, lácteo o neutro), además de una pileta separada para lavarlos.
En Shabat no podrías conducir ni manejar electricidad, lo cual significaría perderte los partidos de fútbol programados para esos días. Todos los planes para viajar ese día quedarían suspendidos y si, por ejemplo, te encuentras viajando en autobús y está por acercarse Shabat, tendrías que bajarte y pasar 25 horas en un lugar que no conoces hasta poder recién movilizarte.
Durante varias fechas al año tendrías que ayunar (existen algunas excepciones legales de quiénes se encuentran excentos pero no viene al caso), incluso durante períodos de veinticinco horas, absteniéndote también de ingerir líquidos. Para la fiesta de Pésaj, que dura ocho días, sólo podrías consumir alimentos ausentes de levadura, lo cual implica cambiar incluso toda la vajilla y utensilios.
Si eres mujer, te despedirías para siempre de los pantalones o las ropas ligeras. Al casarte, deberías usar un pañuelo o peluca para cubrir tu cabello, el cual solo podría ser visto por tu esposo e hijos. El ideal supremo de toda familia judía es llegar a ser numerosa, pues cada hijo es considerado una bendición y fuente de satisfacciones, algo que dista del pensamiento contemporáneo de los no judíos.
Chicos y chicas no pueden ir a cines, teatros ni menos a discotecas, donde bailar en forma mixta se encuentra absolutamente prohibido por la ley judía. De igual manera se nos está prohibido tener contacto físico (dar la mano, besar, abrazar) con gente del sexo opuesto que no sean de nuestra familia cercana.
Las festividades de los no judíos dejarían de ser tus festividades y no podrías imitar ninguna de sus prácticas (ni siquiera hacer regalos como se pretende hacer en Januká). Los vecinos podrían no entenderte y (Di-s libre) podrían existir ciertos prejuicios hacia tu persona y tu familia. Esto es de remarcar, porque mientras el pueblo judío continúe en el exilio habrá gente que no nos entienda del todo. Al ser judío uno está asumiendo una identidad eterna como tal para sí y para las generaciones siguientes. Mientras continuemos en la diáspora no se sabe qué cosas nos pueden esperar más adelante hasta la venida del Mashíaj (pronto en nuestros días).
Hasta hace sesenta años todo un pueblo que se hacía llamar "civilizado" inició una maquinaria de muerte masiva que cobró la vida de seis millones de inocentes, con el apoyo, silencio y beneplácito de muchos pueblos vecinos. El Holocausto no se trató de un hecho aislado, pues estas experiencias se han repetido a la largo de los siglos y el Estado de Israel no es suficiente garantía que demuestre que un judío puede ser libre incluso dentro de sus fronteras.
Cada persona debe analizar bien por qué desea tomar este paso. Si busca espiritualidad también la puede alcanzar con los Siete Preceptos Universales. Ahora bien, si lo hace porque se encuentra interesado en un/a judío/a o porque desea un trampolín para llegar a Israel pues está invirtiendo su tiempo de la manera equivocada.
El judaísmo no es un juego, es una herencia milenaria de mucho valor. La decisión de convertirse no puede ser tomada a la tonta y a la loca. Conozco el caso de una chica que con buen tiempo interesada en judaísmo aún no se ha presentado donde un rabino pues dice que necesita estar preparada y saber de qué se trata el judaísmo para poder sustentar sus intenciones pues quiere hacerlo bien. De eso se trata justamente. Basta con que uno decida pasar a las filas de Klal Yisrael para afectar el destino de cientos de generaciones.
Quiera Hashem Yitbaráj ayudarnos a tomar una buena y apropiada decisión.
S.M

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